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Izarra DesgaitutaIzarra DesgaitutaIzarra DesgaitutaIzarra DesgaitutaIzarra Desgaituta
 
 
   
Joxe Odriozola "Txato". Durante los últimos treinta años, este baile se ha conservado y bailado año tras año, gracias a la inquietud y labor de "Txato". Bailó la espata-dantza entre los años 1935-1945. Este año recibe un homenaje de todos sus alumnos y pueblo de Zumarraga.    
 
EZPATA-DANTZA DE ZUMARRAGA
El Diario Vasco , Viernes 26 de junio de 1981
La ezpata-dantza de Zumarraga constituye una de las más importantes manifestaciones folklóricas que anualmente tienen en Guipúzcoa.

Se celebra esta danza de espadas los días 2 de julio, festividad de Santa Isabel, y el 15 de agosto, la Ascensión de Nuestra Señora. Para cada una de las dos fechas hay un distinto lugar donde poder localizar esta danza.

El día de la Ascensión se baila en la iglesia parroquial, pero la fama de esta manifestación popular está más unida a la primera fecha  2 de julio.

Lugar donde se baila

El día de Santa Isabel se baila, como ya hemos dicho, en el interior de una ermita situada en el barrio de Eizaga, sobre la falda del monte Beloki. Fue la antigua parroquia de Zumarraga.
El lugar era, en otro tiempo, muy salvaje, y los habitantes del núcleo de Zumarraga abogaban por situar la parroquia en el valle, en el lugar en que hoy se encuentra. Una de las máximas razones expuestas indican en que .«no había seguridad bastante para llevar el Santo Sacramento a los enfermos por la abundancia de lobos que se criaban en aquellos montes».

Formación del grupo e indumentaria

La ezpata-dantza de, Zumárraga presenta unas variaciones de detalles sobre lo que debió ser práctica general en el primer tercio del siglo XIX. enriqueciendo, por tanto, el modelo transmitido por Iztueta.
El grupo está formado por un buruzagi (capitán), dos filas de bailarines con espadas largas, cerrando todo ello tres azkendariak armados con dos puñales cortos, uno en cada mano.
Los dantzaris visten de manera diferente según a qué parte de la comparsa pertenezcan:
El buruzagi y los tres azkendariak llevan camisa blanca, calzón hasta debajo de la rodilla de tela satinada y color rojo sujetándolo a la cintura con gerriko del mismo color. Medias blancas y unos zapatos ligeros de color negro (una especie de chapí) sujetos con cintas rojas hasta casi la mitad de la pantorrilla. Este zapato lleva en la mitad del empeine una roseta roja hecha de tela o badana. Una banda de color rojo va terciada sobre el pecho cruzándolo del hombro derecho al costado izquierdo. En ambos brazos llevan lazadas de cinta y alrededor del cuello una corbata que cae sobre la pechera de la camisa, siendo también rojo el color de estos adornos.
El resto del cortejo se viste  con camisa, pantalón y alpargatas blancas, adornadas éstas con cintas de color rojo y un pañuelo en pico anudado alrededor del cuello, así como gerriko, ambos en rojo, completan el indumento.

Sobre la danza

La danza tiene lugar en el interior de la ermita y delante del altar mayor. El buruzagi baila mirando a las espadas largas de los que le siguen.
La parte bailada por los azkendariak podemos dividirla en dos partes; la primera no difiere de lo habitual en la tradición de Iztueta, patadas al aire, engarzadas al final con unos pasos en el suelo que recuerdan a los lau-arin-redoblatuak y laizterkak en la misma tradición citada.
En la segunda parte de esta danza, los azkendariak se colocan de rodillas y mueven los puñales que llevan en las manos al compás de una particular melodía, que no existe en otras variantes de este grupo coreográfico. La danza de Zumarraga presenta detalles interesantes que avalan su particularismo, aunque en líneas generales no difiere mucho del modelo de Iztueta.
En éste solamente se ponen las rodillas en el suelo en las dos deia (llamada) que se hacen para iniciar y terminar el baile, mientras que en la que hemos descrito es toda una parte musical la que se hace  en esa postura.
Parece sensato suponer que ha debido existir una profunda asimilación cristiana del viejo ritual. El posicionamiento del dantzari, insólito en sí mismo, reduce esta parte coreográfica a una actitud cerrada en el contexto general del baile y no debemos olvidar que la ezpata-dantza es una danza expandida muy pura.
Nota del corresponsal: Recogido del libro «Dantzak», de Juan Antonio Urbeltz.

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