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La danza de Ochagavía 
El día de la Virgen de Septiembre, es decir, el 8 de aquel mes, fiesta del pueblo navarro de Ochagavía, en el valle pirenaico de Salazar, se celebran las fiestas. Es Patrona la Virgen de Musquilda, que está en una ermita construida, según dicen, sobre los restos de una iglesia de caballeros de San Juan, o acaso templarios. Pero, en fin, esto no nos interesa. Luego de celebrada la misa, en una hermosa pradera cubierta de una hierba fina, verde y rodeada de árboles magníficos, sobre los que se ven los riscos y pastizales de carácter ya distinto a los propios del país vasco en Guipúzcoa y en la zona navarra del Bidasoa, se celebra, en medio de la expectación general, la danza interesantísima que vamos a describir. Al son de la gaita y el tamboril, de una gaita chillona y de un tamboril monótono, tocado en otra época por un viejo que iba de fiesta en fiesta con el gaitero (o los gaiteros), salían ocho mozos danzantes, con pantalones blancos, camisa del mismo color, abarcas vistosas, polainas con cascabeles, mozos de cuyos cuellos pendían anchas cintas de telas diferentes, tocados con un caprichoso gorro de forma cónica.

Estos mozos, de los que no conozco la designación, el nombre especial, iban dirigidos por una especie de jefe, llamado el «Bobo». El «Bobo» es ana figura interesantísima, con una máscara muy característica, que hace que recuerde de un modo sorprendente a las figuraciones del dios Jano. Por delante, correspondiendo con la cara real del individuo, el «Bobo» aparece como un hombre barbudo, de barbas con un mechón blanco y tez también blanca completamente; por detrás, el «Bobo» es un hombre barbudo asimismo, pero con la cara negra u oscura. «Viva Bobo» reza un letrero que tiene bordado en la espalda (Fig. 3 y 4).

La danza tiene varias partes, varios números y figuras: en unas, los danzantes usan los palos, y en otras, pañuelos.

La figura primera es la llamada «El Emperador»; consiste en un entrecruzamiento de dos grupos de cuatro, que con sus palos se golpean.

La figura segunda, con otro ritmo, propiamente una «makil dantza » consiste en un entrecruzamiento parecido al de la primera.

La tercera figura es el «Tru-la-lá», más rápido y alegre aún que los anteriores.

En cambio, la quinta, a la que se llama el «Modorro», como su nombre lo indica, es muy lenta. Los danzantes golpean el suelo con sus palos, como si estuvieran escardando, y quedan en ocasiones como hipnotizados o dormidos.

Luego hay unos juegos de pañuelos y una escena curiosísima. El «Bobo» pasa bajo sus compañeros, que sostienen los pañuelos formando triángulos sobre su cabeza, simulando él también la escarda (Fig. 5). Una jota final, individual, en que cada uno baila en honor del que le sigue, parece cerrar la danza. El último en bailar dicha jota es el «Bobo», y consta ésta de tres partes: pies entrelazados, giros y andorga. Al día siguiente hay un banquete para los danzantes(8).
 

Figs. 3,4 y 5

   
   

Arriba: El "Bobo" de Ochagavia visto de frente y por detrás.

Abajo: El paso de la escarda del "Bobo".

   
Si se compara la estructura de esta danza con la de las anteriormente descritas, es decir, la «jorrai dantza» y la «makil dantza», se ve el estrecho parentesco de las tres. El paloteo y la escena agrícola les son comunes. La identidad del pellejo golpeado o pasado por las filas de danzantes, con el «Bobo» que pasa bajo éstos, parece, probable. De esta identidad se puede deducir que todas estas danzas, en un principio, se debían celebrar en una ocasión especial del año, y que la fecha patronal en que se celebran actualmente poco tiene que ver con ella. Haciendo un razonamiento lógico, se puede pensar que una simulación del trabajo con escarda o azada debía de tener lugar si con ello se quería obtener algo, como parece que se pretendía, en el momento en que realmente se hiciera el trabajo en los campos; es decir, en la primavera o en el invierno.

La fecha de carnaval en que se bailaba en Guipúzcoa parece convenir más a tales bailes, por tanto, que la del 3 de agosto o el 8 de septiembre, aunque acaso haya de retrasarla más si se tiene en cuenta que «jorrailla»=mes de la escarda, es la denominación propia del mes de abril en algunos dialectos, o del de marzo.

En lo tocante a la significación interna de las danzas, algunas dudas pueden ofrecerse al lector. En el baile de Ochagavía vemos que de la primera a la tercera figura el ritmo se va acelerando; en la cuarta parece adormecerse en cambio. Esto indica acaso el ritmo de las labores del campo el  mismo de las plantas en su desarrollo. El final en la «jorrai dantza» y en la «makil dantza» representa claramente una expulsión. En la danza de Ochagavía  la expulsión no es tan clara, pero la naturaleza del personaje que pasa entre las dos filas de danzantes está muy definida. Ya no es el pellejo de significación problemática, sino una especie de Jano, una especie de ser de doble naturaleza el que aparece. ¿Qué es o qué representa éste? He aquí lo que habría que aclarar.
 
 
 
 
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8 Los datos aprovecados por mí, así como unas fotografías que poseo, se los debo a la amabilidad de mi buen y querido amigo don Victoriano Juaristi. El señor Napal, antiguo párroco de Ochagavía y profesor del Instituto de Pamplona, ha escrito un folleto en el que, según parece, describe cuidadosamente esta danza, cuya música ha recogido el organista don Guillermo Martínez Goñi. Pero yo no lo he visto.
 

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