El maestro Pujana y su discípulo don Jose Sarasola |
San Sebastian , en deuda con
el maestro Pujana
Villafranca rendirá mañana homenaje a la memoria del gran propulsor del “baile vasco”
Prentsa artikulua
SAN SEBASTlAN y toda Guipúzcoa tiene una deuda con el que fue gran maestro de nuestros bailes vascos, maestro Pujana. Pero, vayamos por partes.
Un 10 de agosto de 1868 nacía en Villafranca de una humilde familia José Lorenzo Pujana. Se casó y tuvo tres hijos. Hace unos veinte años aproximadamente abandonó su taller de sastre que tenia montado en Andoain y se vino con los suyos a San Sebastian para dedicarse a la enseñanza de los bailes de nuestra tierra.
Pasaron los años. Años duros, porque, según me decía ayer Candido el hijo menor del maestro que hoy le sucede en la enseñanza del arte de bailar, entonces bastaba que un forastero llegara a San Sebastián para que se analizara su ideología política. Y el padre —me dice Cándido— siempre tuvo sus ideales firmes y no cabían en él politiquerías sectarismos separatistas . Era carlista de los de verdad, y esto le privó de muchos triunfos y le ocasionó muchos sinsabores. Hasta tal punto que cuando vino, se presentó con grupo a una fiesta. El les enseñó a bailar y cuando se enteraron de entereza política, le dieron ,le dieron de lado , no acudió nadie y tuvo que ir a la Misericordia a comenzar a dar clases a los asilados.
¿Pero es que aquí no se bailaba hasta que el vino?
—Claro que no. Se bailaban, unas cosas raras, no esto ni muchísimo menos. El trajo a San Sebastian lo hoy llamamos bailes vascos. Luego otros quisieron aprovecharse de ello para fines políticos, pero en su comienzo , en su fin y en su actualidad, el «baile vasco» en San Sebastian es obra de un carlista integérrimo que lo trajo como una modalidad más y muy preciosa del folklore nacional. Eso de que nuestros bailes son verdes, es puro cuento y nunca lo han sido ni lo serán. Aunque otros quieran, y aunque muchos hayan pretendido dar de lado a la figura de mi padre, de quien muchos acaso hubieran querido ignorar hasta el nombre.
Esto, poco más o menos, me dicho Cándido. El gran Cándido que de niño y mozo acompañó a su padre por todas las tierras de España vestidito de dantzari y tocado con su boina roja y que con él fue triunfal a París. París, Londres...fueron tierras propicias al triunfo de los bailes del maestro Pujana; estos mismos bailes que han hecho surgir estas otras danzas que en viaje triunfal llevan por la América española las muchachas de la Sección Femenina.
¿Está fuera de lugar el comienzo de estas líneas, donde decimos que San Sebastian y toda Guipúzcoa esta en deuda con el más entusiasta, fervoroso , capaz y primer introductor del «baile vasco» en nuestras fiestas y en la vida de nuestras solemnidades? ¿Dónde está la lápida, monumento que perpetúe su memoria?
Mañana jueves, día de la Inmaculada, el pueblo de Villafranca rinde homenaje e póstumo a su hijo “Joshé Loentxo” . El Ayuntamiento ordiciano en colaboración con la Sociedad Deportiva y folklórica «Chapel-Gorri» acompañados del pueblo enteró acudirán a las doce del mediodía a la casa natal del maestro Pujana donde se le dedica una placa en la que se inserta la fecha de su fallecimiento —20 de agosto de 1947—Y en el mismo lugar en que él un 7 de diciembre de 1941 con sus setenta años pasados, bordó un zortziko magistral, bailarán los nuevos «brokel-dantzaris» de Villafranca. Este homenaje que sus paisanos dedican al gran maestro nació en el cariño de sus discípulos, capitaneados por don José Sarasola, presidente hoy de la Sociedad «Chapel-Gorri» y concejal de la villa. Es éste quien nos facilita algunos datos sobre su maestro:
José Antonio Olano natural de Zaldivia y discípulo de Iztueta no contaba con número suficiente de jóvenes en Zaldivia para formar un grupo y trasladó su residencia a Villafranca de Oria, instalando su local de enseñanza en «Inchausti-berri».
Los naturales de Villafranca sentían predilección por estos bailes , y así a los doce años “José Loentxo” recibía las primeras enseñanzas de su maestro Olano , que vivía de la remuneración que le daba esta profesión . Pujana por su agilidad destacó en el grupo que también formaba don Martín Garmendia
Actuaron .en los concursos de Bilbao, Ondarroa, San Juan de Luz, y Bayona, obteniendo los primeros premios . El desplazamiento lo efectuaban en carros de bueyes . También bailó ante los reyes de España en Madrid y Londres
—¿Características de su estilo o escuela de bailes...?
—Escuela de Iztueta, que ha conservado sin ser modificada, tal y como el mismo autor recopiló en su libro “ guipuzkoako-dantzak” con el único fin de que se conservaran , y la misma que hoy sigue Cándido.
—¿Alguna anécdota?
—En todos los lugares donde formaba su nuevo grupo no se cansaba de decir que él bailaba todos lo días el “Villancico”, y también el día que se casó que tuvo que engañarle a la mujer diciendo que iba a no se que necesidades…y se fue la terraza de la fonda en que se hospedaba en Bilbao y ejecutó su danza para no peder agilidad . En compensación a esta “faena” cuando se la declaró a su mujer, se comprometió a llevarle el postre que le sacaran en las comidas , cuando actuaba como dantzari y así lo cumplió hasta el fin. Con Villafranca le unía su parentesco, pero particularmente sentía cariño por el tradicional aurrescu de Santaneros, que el llamaba por su verdadero nombre “esku-dantza” o “dantza-soka” . No faltaba ningún año en Santa Ana, aparte de los días que venía a dar sus toques a los dantzaris.
Sirvan estas líneas de recuerdo y homenaje a José Lorenzo Pujana y vaya en ellas la idea de que San Sebastián haga justicia algún día a la memoria de quien nos trajo bailes entrañables.
Un 10 de agosto de 1868 nacía en Villafranca de una humilde familia José Lorenzo Pujana. Se casó y tuvo tres hijos. Hace unos veinte años aproximadamente abandonó su taller de sastre que tenia montado en Andoain y se vino con los suyos a San Sebastian para dedicarse a la enseñanza de los bailes de nuestra tierra.
Pasaron los años. Años duros, porque, según me decía ayer Candido el hijo menor del maestro que hoy le sucede en la enseñanza del arte de bailar, entonces bastaba que un forastero llegara a San Sebastián para que se analizara su ideología política. Y el padre —me dice Cándido— siempre tuvo sus ideales firmes y no cabían en él politiquerías sectarismos separatistas . Era carlista de los de verdad, y esto le privó de muchos triunfos y le ocasionó muchos sinsabores. Hasta tal punto que cuando vino, se presentó con grupo a una fiesta. El les enseñó a bailar y cuando se enteraron de entereza política, le dieron ,le dieron de lado , no acudió nadie y tuvo que ir a la Misericordia a comenzar a dar clases a los asilados.
¿Pero es que aquí no se bailaba hasta que el vino?
—Claro que no. Se bailaban, unas cosas raras, no esto ni muchísimo menos. El trajo a San Sebastian lo hoy llamamos bailes vascos. Luego otros quisieron aprovecharse de ello para fines políticos, pero en su comienzo , en su fin y en su actualidad, el «baile vasco» en San Sebastian es obra de un carlista integérrimo que lo trajo como una modalidad más y muy preciosa del folklore nacional. Eso de que nuestros bailes son verdes, es puro cuento y nunca lo han sido ni lo serán. Aunque otros quieran, y aunque muchos hayan pretendido dar de lado a la figura de mi padre, de quien muchos acaso hubieran querido ignorar hasta el nombre.
Esto, poco más o menos, me dicho Cándido. El gran Cándido que de niño y mozo acompañó a su padre por todas las tierras de España vestidito de dantzari y tocado con su boina roja y que con él fue triunfal a París. París, Londres...fueron tierras propicias al triunfo de los bailes del maestro Pujana; estos mismos bailes que han hecho surgir estas otras danzas que en viaje triunfal llevan por la América española las muchachas de la Sección Femenina.
¿Está fuera de lugar el comienzo de estas líneas, donde decimos que San Sebastian y toda Guipúzcoa esta en deuda con el más entusiasta, fervoroso , capaz y primer introductor del «baile vasco» en nuestras fiestas y en la vida de nuestras solemnidades? ¿Dónde está la lápida, monumento que perpetúe su memoria?
Mañana jueves, día de la Inmaculada, el pueblo de Villafranca rinde homenaje e póstumo a su hijo “Joshé Loentxo” . El Ayuntamiento ordiciano en colaboración con la Sociedad Deportiva y folklórica «Chapel-Gorri» acompañados del pueblo enteró acudirán a las doce del mediodía a la casa natal del maestro Pujana donde se le dedica una placa en la que se inserta la fecha de su fallecimiento —20 de agosto de 1947—Y en el mismo lugar en que él un 7 de diciembre de 1941 con sus setenta años pasados, bordó un zortziko magistral, bailarán los nuevos «brokel-dantzaris» de Villafranca. Este homenaje que sus paisanos dedican al gran maestro nació en el cariño de sus discípulos, capitaneados por don José Sarasola, presidente hoy de la Sociedad «Chapel-Gorri» y concejal de la villa. Es éste quien nos facilita algunos datos sobre su maestro:
José Antonio Olano natural de Zaldivia y discípulo de Iztueta no contaba con número suficiente de jóvenes en Zaldivia para formar un grupo y trasladó su residencia a Villafranca de Oria, instalando su local de enseñanza en «Inchausti-berri».
Los naturales de Villafranca sentían predilección por estos bailes , y así a los doce años “José Loentxo” recibía las primeras enseñanzas de su maestro Olano , que vivía de la remuneración que le daba esta profesión . Pujana por su agilidad destacó en el grupo que también formaba don Martín Garmendia
Actuaron .en los concursos de Bilbao, Ondarroa, San Juan de Luz, y Bayona, obteniendo los primeros premios . El desplazamiento lo efectuaban en carros de bueyes . También bailó ante los reyes de España en Madrid y Londres
—¿Características de su estilo o escuela de bailes...?
—Escuela de Iztueta, que ha conservado sin ser modificada, tal y como el mismo autor recopiló en su libro “ guipuzkoako-dantzak” con el único fin de que se conservaran , y la misma que hoy sigue Cándido.
—¿Alguna anécdota?
—En todos los lugares donde formaba su nuevo grupo no se cansaba de decir que él bailaba todos lo días el “Villancico”, y también el día que se casó que tuvo que engañarle a la mujer diciendo que iba a no se que necesidades…y se fue la terraza de la fonda en que se hospedaba en Bilbao y ejecutó su danza para no peder agilidad . En compensación a esta “faena” cuando se la declaró a su mujer, se comprometió a llevarle el postre que le sacaran en las comidas , cuando actuaba como dantzari y así lo cumplió hasta el fin. Con Villafranca le unía su parentesco, pero particularmente sentía cariño por el tradicional aurrescu de Santaneros, que el llamaba por su verdadero nombre “esku-dantza” o “dantza-soka” . No faltaba ningún año en Santa Ana, aparte de los días que venía a dar sus toques a los dantzaris.
Sirvan estas líneas de recuerdo y homenaje a José Lorenzo Pujana y vaya en ellas la idea de que San Sebastián haga justicia algún día a la memoria de quien nos trajo bailes entrañables.
BASO JAUN