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RETRATO FÍSICO Y MORAL DE IZTUETA 

Los dos únicos cuadros que conocemos sobre Iztueta: de G. Hombrados Oñatívia y Antonio Valverde o Ayalde. Existe en el ayuntamiento de Zaldivia el del tolosarra Oñativia.

A ellos, como a Juanito Lope, autor de un busto, hay que agradecerles su importante contribución a la exaltación de personajes y motivos históricos guipuzcoanos.

Por desgracia, carecemos de un retrato, fotografía o dibujo sobre el folklorista. Para su cuadro se inspiró Oñativia en un nieto de Iztueta, aunque no por linea directa, José Ángel Mancisidor. Como es habitual
en él, se afanó en el estudio de los vestidos de la época y en la grafología, recreando como fondo el pueblo y la casa natales con la pirueta de tres ágiles dantzaris. Evoca a Iztueta sedente y escribiendo en los últimos años de su azacanada vida su "Guipuzcoa-co condaira" como un miserable.

El cuadro de Valverde, con el fondo de las montañés de Oyarzun, bien puede responder a los años azarosos de un Iztueta afrancesado y medio contrabandista, en alguna de sus obligadas correrías a San Juan de Luz. En el ocaso, sobraría el "bombillo" que sostiene con mano derecha.

Está la pregunta: ¿Se han acercado ambos pintores en su empeño a la realidad fisionómica de su retrato? Porque, aunque carezcamos de un retrato o fotografía, cuntamos con suficientes datos sobre los rasgos fisionómicos y antropológicos de Iztueta.

La tradición popular nos lo pinta bajo de estatura, de sano color y ojos vivarachos, de un humor innalterable y conciliador, conocido con el apodo de "Txuri". En unas estrofas de su juventud él mismo se nos confiesa como de baja estatura:

Jaquinduria nailuque buruan gordea
ongui aterazeco onelaco obrea
ez naiz filosofea, ain guchi dutorea
estudio bagueco guizon bat pobrea
Capaguin chiquia da cantore autorea.

Otro testimonio fehaciente nos llega a través de los descendientes de su tercera mujer. Asunción Urrúzola, fallecida enPedernales en febrero de 1859. La única hija del tercer matrimonio. Martina Antonia casó con Andrés Abina, capitán con grado de teniente coronel de infantería, retirado, dejando descendencia entre ocho hijos de solo Presentación Abina Iztueta. Según esta nieta que vivió con su abuela Asunción, el más parecido era el biznieto Antón, de quien tenemos fotografías.

Ha sido, sobre todo, el rigoroso e infatigable investigador Jesús Elósegui quien ha dado con un documento (55) de suma importancia. El escribano azpeitiarra José Domingo de Vicuña con fecha el 23 de febrero de 1814, nos ofrece un "flash" de Iztueta, a la edad de 47 años:"Pelo largo, cejas del mismo color, nariz afilada, frente mediana, barba cerrada, cara ermosa, estatura baja". Hay quien de más? La cultura vasca está menesterosa de muchas precisiones y aunque muchas veces lo mejor es enemigo de lo bueno, sí convendrá no echar en saco roto las nuevas adquisiones.

Más fácil nos parece el retrato moral y espiritual de Iztueta, dejando a un lado sus diversas militaciones políticas. No le quepa duda, dilecto amigo Berruezo, que tiene mucho de salamandra y sabe arrimarse a buenas sombras. Afrancesado, Iztueta fue empleado por el gobierno intruso en el ramo de Hacienda en San Sebastián. Y nadie ignora que tales empleos no se confierían sino a personas que habían dado pruebas afectivas de adhesión al enemigo. Sufrió por ello cárcel y reclusión en casa durante 1814 y 1815. Como final de proceso el Corregidor Sr. Macía Lleopart, el 24 de noviembre de 1815 da su definitiva sentencia por la que, "sirviendo de parte de pena a dicho Iztueta la prisión que ha sufrido, le condeno a dos años de destierro de la citada villa de Azpeitia y de la ciudad de San Sebastián donde actualmente reside, que podrá evitar pagando cien ducados aplicados a penas de cámara y gastos de justicia, y en las costas de esta causa..." Año de la vueltade Fernando VII del destierro y de las represiones.

En 1824, año de la amnistía, obtiene el cargo de celador de la Puerta de Tierra y ocupa el cargo de Alcalde del Corregimiento en 1833, al amparo liberal. Todo ello es muy significativo y qu está sin estudiar. Iztueta afrancesado, liberal y monárquico no absolutista, fuerista, amigo de Iturriaga y de Erro, que lo mismo tiene correspondencia con Pablo de

Mendibil, exiliado dos veces y la última, en Londres en 1823. Muchos amigos suyos de la Diputación sufrieron destierro, pero él se guardó. ¡Qué cabe decir de su último capítulo de Guipuzcoa-co condaira con sus elogios a Zumalacarregui y al abrazo de Vergara!. No. Realmente es poco lo que podremos deducir para un retrato moral suyo de sus producciones mayores. Si cabe más de sus producciones poéticas, y sobre todo por la correspondencia que conocemos, a él dirigida.

Nada en su vida y obra nos deja ver un espíritu agriadado, de hostil y herido. Está, ante todo, su buen humor. Juan Bta de Erro (ministro un tiempo) le escribe desde Azpeitia con fecha de 26 de mayo, 1833: "... y Ud. conserve su buen humor". Y Pascual Agustín Iturriaga, desde Hernani el 7 de agosto de 1840, cuando contaba con 73 años: "Veo que mantiene Ud. el buen humor de siempre, bendito sea Ud. e imitado por todos, siendo envidiable su jovialidad a esa edad".

Irónico y socarrón. ¿Quién no recuerda lo que escribe del dantzari del caserío Berdillari:

Gueldi, gueldi, gueldi
Berdillariri
erabilli kompasa
ez dakion pasa...

Y mucho antes, el aire alegre y un poco desdeñoso de lo pasado en la cárcel en las palabras finales:

Preso sei urtez
Onduco zaituzte nere ustez

Si son muchos los lugares, en los que podemos comprobar su socarronería, está sobre todo en la nota de sus estrofas a "Kontxesiri". en el folleto que publicó en Londres el año 1825 mediante su amigo Pablo de Mendibil: "El poeta bascongado fue más feliz que el gallego, cuyos versos amorosos le acarrearon la muerte en la misma cárcel. Iztueta salió de ella e inmediatamente dio la mano de esposo a su esposa, por quien tan apasionadamente suspiraba".

Aunque en lo que escribe más calla que lo que dice sobre todo por la correspondencia a él dirigida, descubriremos en Iztueta esa bonhomía, hasta llegar a convertirse en modelo ejemplar de ciudadano honrado y sostén de las buenas costumbres del País. Esa paciente flexibilidad y capacidad de adaptación, de las que ha hablado Luis Michelena (56).

Jose Garmendia