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Zaldivia: en el II centenario del nacimiento de Iztueta. Pincelada local histórica
El Diario Vasco, 27 Septiembre de 1967
 
Está ya en el conocimiento de todos -- a través de la prensa y radio donostiarras— el propósito de celebrar la bicentenaria efemérides del nacimiento del dantzari, coreógrafo y escritor euskeriko Juan Ignacio de Iztueta.

Muchos aspectos quedan por aclarar aún en su vida y es de esperar que este acontecimiento nos traiga mucha luz.

Nosotros desde un ángulo más local y detallista, pero no por ello menos sugerente y luminoso queremos proporcionar el marco histórico del pueblo que le vio nacer y de algunos acontecimientos que rodearon su infancia. No es posible conocer la figura de Iztueta si no se conoce el ambiente de su tiempo en Zaldivia pastoril, pobre de recursos, mísera, empujada su gente al latrocinio, a riñas y discordias como hemos podido comprobar por las numerosas causas judiciales que obran en el archivo del Ayuntamiento de Villafranca. En ese marco entendemos la triste noticia de un hermano de Iztueta, cuyo paradero se desconocía y también quizás porque Iztueta estuvo preso en la cárcel, nada menos que seis años.

Un documento, caído al azar en nuestras manos nos permite reconstruir lo que era nuestra villa hace exactamente 205 años, esto es, cinco años de nacer Iztueta. Es la «cuenta de propios y rentas de Zaldivia del año 1762». De 14 folios en él encontramos noticias del aspecto de la villa, de orden religioso, empleos y otros más.

En cuanto al aspecto geográfico y de casas hallamos las siguientes referencias: Que había «un juego de bolos junto a la Casa Concejil que cae hacia la de Albisu y de la huerta nueva de dicha Casa Concejil» No es difícil figurarnos cómo sería entonces el centro de Zaldivia. Una iglesia con sus capillas, reducida y baja, en cuyo interior sepultaban los muertos, muy distinta de la actual de l799 y en sentido inverso se alzaba rodeada de una huerta y un juego de bolos, plaza rústica, escenario de alborotos que molestaban a veces los cultos y también de danzas –escenario de predicadores y de  amantes de los verdaderos bailes vascos como Iztueta.

En este año aparece Antonio de Jáuregui (padre de dos hijos Sacerdote uno de los cuales, autor de un «Galbariocobieda»), efectuando obras en la casa nueva que para la villa se construye en su plaza». La Casa Concejil tenía su taberna, la única en que se podía beber vino y no de cualquier modo, sino con «comida seria y formal o vino». Vino navarro, pellejo de Tudela, hacen constar los libros de actas de Gainza. Le fueron pagados «153 reales a Antonio de Jáuregui, arrendador de la Casa Concejil por 12 arrobas y 12 cuartillos de vino que ha dado a la villa para sus funciones y ocasiones a más de las 39 obligado a dar por el arrendamiento a razón de 12 reales arroba».

Había cárcel y calabozo (bien frecuentados por cierto) con sus correspondientes puertas.

Es conveniente- detenerse un poco en la resolución que tomó el Ayuntamiento «como consecuencia de la S. Misión que predicó y consejos que dio el verano último el reverendo Padre Sebastián de Mendiburu (S. J.) determinando extinguir las mezetas (honras )de Santa Fe que suelen celebrarse el día 6 y que no hubiera como no hubo juego de bolos, por cuya razón no se aprovechó dicho arrendador de la utilidad que aquellos le hubieran dado» También en el libro de elecciones hallamos referencia determinando celebrar solo un día, quitando la asistencia de los músicos, sin permitirles tañer más.

Es conocida la extrema rigurosidad del Padre Mendiburu contra quien estaba Larramendi. Iztueta se encontró en este clima, pero sobre todo con bailes exóticos y no los populares, los dignos, los auténticos que él quería ver en las plazas de los pueblos.

De todos modos ni el Ayuntamiento que tomaba este acuerdo ni el extremado Padre Mendiburu podían sospechar lo que 5 años más tarde sería realidad, Carlos III, el año 1767 decretaba la expulsión de España de los Jesuitas, decreto de extrañamiento, íntegramente copiado en el libro de actas de nuestro Ayuntamiento con aprobación de sus ediles y el P. Mendiburu moría años después exilado en Italia.

Aparecen «15 reales pagados a Juan Marcos de Echeverría, tambor de Lazcano por la asistencia a la función hecha con motivo de la festividad del Sagrado Corazón.

También se determinó enlosar «el enlosado de la ermita de San Saturnino, única basílica de su villa y patronato, que se hallaba indecente». Años más tarde nos hablará con entusiasmo de esta ermita Iztueta en «Guipuzcoaco condaira».

Respecto a cargos y empleos Francisco de Ubillos era maestro de escuela y relojero, que se pagaron «110 reales vellón a Miguel de Bengoechea músico tamborilero por su salario de este año».

También el Ayuntamiento estaba preocupado por la confección de una bandera que encargó a Juan Lorenzo de Urtesabel, cosa que no hizo. «Fueron pagados» 270 reales a Juan Antonio de Maíz, mercader en Beasain, los mismos costaron la tela y hechuras de una bandera que ha mandado hacer esta villa por no tenerla antes.

Hubo alarde y muestra de armas. Trabajo en poner puentes de madera, maderos puestos en los caminos , reales, terraplenamiento del puente de Campain, etc., etc.

El Ayuntamiento cuidaba de algún vivero y arboledas, cuidaba de injerir castaños, etc., etc.

Firma el documento Juan Bt Mendizábal e Irastorza el 31 de diciembre  de 1762.

En este ambiente iba a nacer Iztueta el 29 de noviembre de 1767. Su padre se iba a encargar de construir la casa «Iztuetae-nea» o Capindegui de la que tenemos todas las referencias en documentos familiares. Casa rodeada de un bosque de castaños, al borde del camino  que conduce a Aralar, patriarcal y legendario monte de donde iba llegar la inspiración a Iztueta telar en donde se iba a amontonar el lino de los campos, pero sobre todo donde iba tejiendo sus sueños el bardo, el dantzari. En esta casa, con edad avanzada acunará los últimos en compañía de su tercera mujer escribiendo con mano febricitante su «Guipuzcoaco condaira».

JOSÉ GARMENDIA